domingo, 5 de julio de 2009

WOLFGANG BORCHERT, ENTRE EL PARAÍSO Y LA MUERTE


En tiempos de guerra una generación entera dejó su hogar, una generación entera se despedía sin saber si volvería. En esos años el joven Wolfgang Borchert se adentraba en los frentes de la muerte y sufría las grandes contradicciones entre el pelear en un ejército rodeado de muerte, un ser humano desmoralizado, solo, sin ningún camino que exaltara su humanidad a través de una causa esencialmente destructora, y el deber ser a través de la verdad y los valores de amor y justicia en virtud de una humanidad superior.

Entre tales circunstancias el joven soldado pasa sus mejores años en la Alemania en segunda guerra mundial, sufre la cárcel por cartas que hablan de una verdad que en esa nación era inmencionable y desconocida para el ciudadano común envuelto en medio de propaganda y una guerra que tras bambalinas era un horror inimaginable.

Borchert se convirtió en la voz de su generación, en la voz de una juventud sin esperanza, sin hogar y sin un propósito que perseguir después de una guerra descorazonadora, que podría perturbar hasta el alma del más fuerte. Con sus historias, su poesía y su memorable pieza teatral “Draussen vor der Tür” (afuera ante la puerta), plasma en la historia un grito, uno desgarrador, que sin duda estremecería a la Alemania después de la guerra y a todos nosotros aún hoy haciendo un llamando a decir NO, que al no ser dicho podría ser el fin apocalíptico de la humanidad que en sus últimas palabras al filo de la muerte expresaba. Un no al guerrerismo absurdo que no es de esos tiempos sino que en nuestros días en nuestra sociedad desangrada trata de retomar características fascistizantes encaminado todo hacia la causa de la muerte y destrucción.

En sus poesías e historias, se pueden descubrir varios elementos que si no siempre, casi siempre tienen lugar. Llama mucho la atención la frecuente mención de linternas en sus escritos. Se puede deducir que el joven Borchert expresaba a través de esto, cómo alrededor sólo se “observaba” oscuridad, en una de sus poesías “sueño de la linterna” se expresa el gran deseo de convertirse en una linterna, una que ilumine, que disipe el miedo por la oscuridad, una que guíe y muestre el camino, una que haga compañía en la inmensa soledad, que era el común en esta generación desolada y sin hogar al cual regresar. Con diversas metáforas, con la linterna como protagonista, Borchert nos da un mensaje de vida y de esperanza así como de la necesidad de un cambio.
Junto a este deseo, Borchert combina en su creación literaria la angustia y terrible soledad así como la pérdida de la fe que deja la guerra con historias cortas, concisas, que con simples descripciones de hogar, de retorno a casa, de soledad, de miedo, describen a la perfección no sólo situaciones de la sociedad en guerra sino sobre todo y como protagonista, al ser humano, el ser humano que independientemente de tintes políticos añora el paraíso, el paraíso que puede simplemente ser llegar a casa y ver a la madre que desinteresadamente prepara comida, tal como en la historia “ el reloj de cocina” donde un joven que regresa de la guerra lo único que encuentra es el reloj de su cocina indicando la hora justo en que vivía este paraíso; el resto ha sido destruido por bombas.

El amor también es un personaje en la obra de este escritor, es peculiar la forma de abordar este particular tema, no se encuentra una gran pasión al respecto, más bien encontramos mucho desamor en su experiencia de vida, las mujeres presentes en sus escritos son iluminadas por linternas, son mujeres mojadas por la lluvia, mujeres que en “El beso” viven un instante intensamente y que olvidan todo alrededor, mujeres a las que dice adiós, mujeres de paso, pero sobre todo madres. Las madres son protagonistas en Borchert y pone en ellas una gran cuota de amor y valiosa labor en y para la humanidad.
No es posible olvidar mencionar el gran amor de este escritor a su ciudad natal Hamburgo, la que inspira importante número de sus historias y poemas, el Río Elba que con tanto fervor describe, contempla y acaricia en sus historias; el mar, las tormentas, el puerto, las ventanas iluminadas todo esto podemos encontrar como gran muestra de añoranza del hogar, tal y como lo denomina, “Ciudad, ciudad, la madre entre el cielo y la tierra”

Borchert es expulsado del frente de combate por su inutilidad como soldado, además que sufre una grave enfermedad que lo debilita y lo azota hasta el final de sus días causada por la guerra, regresa a Hamburgo pero en vista de la escasez de medicamentos y alimentos por la Alemania en ruinas viaja a Suiza donde con gran soledad y en un hospital tiene su mayor producción literaria. Muere sin ver el gran reconocimiento, que sin ser esperado, la sociedad y el mundo le brinda al publicarse sus obras e incluso llevándose a las tablas su obra de teatro que pesimísticamente como subtítulo dice:”la obra que ningún teatro querrá interpretar ni ningún público querrá ver”. Borchert se hace conocido en todo el territorio, convirtiéndose en el aliento de sus compañeros de sufrimiento, en voz de la” generación sin despedida” y en desahogo y grito ante tanta inmundicia, soledad y desesperanza.

Borchert muere en 1947 a los 27 años en Basel, Suiza dejando un gran legado y dando de sí mucho más que lo que una vida tan corta generalmente produce. Seguramente en su destino estaba el decir NO, el perseguir la verdad y dejar al mundo una linterna, una de esas que como rayos de sol iluminan la vida y hacen crecer.




1 comentario:

  1. Es de artistas morir en medio de la soledad, buscando luces que ayuden a encontrar la salida. Si se es inutil para la guerra armada es porque se ha entendido que la guerra es a otro nivel. Si el aliento de un poeta alemán ha permanecido en la historia y aún se valoran sus obras seguramente es porque está destinado a ser la luz de todos los que han llegado a su lugar y no han sabido para donde ir. Excelente entrada, con un toque poético difícil de negar.

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