lunes, 11 de abril de 2011

Notas y ambiente

ASÍ FUE EL I FESTIVAL BOGOTÁ ACÚSTICA EN DEFENSA DEL AGUA. Un puñado de asistentes vio como el agua dio vida a la música
Por. Alfredo Sánchez A Colectivo Cultural Cuarto Menguante El pasado 2 de abril de 2011 el Teatro Cádiz fue testigo del nacimiento del proyecto liderado por el Colectivo Cultural Cuarto Menguante. Aunque algunas de las sillas se quedaron esperando a ser usadas, las que dieron comodidad a un público, al principio un poco incrédulo, quedaron con el calor de un grupo de personas que se dejaron tocar por la música y la vida. En medio de la soledad de un conjunto que pesa por su antigüedad y soledad nocturna, las luces del escenario del teatro se encendieron para recibir a cuatro agrupaciones que dejaron el alma en las tablas y se unieron a la causa ambiental en defensa del preciado líquido de vida. Los que tuvieron el reto de calentar y tantear al público que se percibía difícil, fueron los músicos de Ogmios: Música Celta. Liderados por la carismática Nadia Ruiz, demostraron que el evento contaba con gran talento y que en nuestra ciudad se pueden encontrar artistas que valoran los legados culturales del viejo continente. Ya entrados en calor, los asistentes quedaron con la boca abierta y se dedicaron a ovacionar a tan excelentes músicos con el sonido de sus palmas. En segundo lugar los invitados barranquilleros: Cielito Drive, después de algunos percances técnicos, hicieron una presentación bastante íntima y relajada, y con unas versiones acústicas de su nuevo álbum Astronauta llenaron el ambiente de una atmósfera cósmica que definitivamente hizo viajar a las asistentes. Las letras románticas y la mezcla entre los sonidos electrónicos y acústicos dejaron sentir por qué Cielito Drive va rumbo al espacio con su propuesta musical. En el intermedio y con la presentación del video principal “Abuelita Grillo”, la gente reaccionó ante el mensaje principal del evento: El cuidado del agua. En seguida, la excelente propuesta musical de Walka despertó el alma latinoamericana e indígena que llevamos dentro. Con sus trajes inmaculados y el sonido de los instrumentos típicos de los países andinos, esta agrupación de altísima calidad se ganó la ovación del público y al grito típico de “¡otra, otra!” los Walka se despidieron y dejaron el sonido de las flautas y los tambores en nuestros oídos. La tarea dura pero favorita de cerrar, estuvo a cargo de Citadino Blues y Rock, estos tres rockeros se adueñaron del escenario sin necesidad de mucha parafernalia y con sus letras contestarías, urbanas y muy actuales para nuestra sociedad, divirtieron a los asistentes que miraban con recelo las melenas y barbas largas de los representantes de la música libertaria del norte de nuestro continente adaptada a nuestros dichos y costumbres. Los de Citadino sorprendieron a toda la asistencia cuando interpretaron una canción que compusieron exclusivamente para el festival y en honor al preciado líquido AGUA. En fin, aunque hayan pasado un poco más de ocho días, aún permanece el recuerdo de una excelente noche. Una noche que estuvo llena de buena música, calor humano y mucha conciencia ambiental, ahora sólo queda esperar al festival del próximo año.