jueves, 10 de noviembre de 2011

MARCHA NACIONAL DE ESTUDIANTES.

Los estudiantes colombianos y todos aquellos que están interesados en una educación de calidad marcharon hoy otra vez hacia la Plaza de Bolivar. La lluvia no ahogó los gritos, el espíritu de justicia y la rumba a punta de cumbia.



La bandera de Colombia que sufre el maltrato de los gobiernos
Estuvimos marchando al lado de todos los estudiantes, representantes de sindicatos, docentes, empresas públicas y todos los que reconocen que en nuestro país cada vez que se habla de leyes y reformas a leyes se habla de agresión al pueblo, de desigualdad y de falta de garantías a nivel social. La reforma propuesta a la ley 30 ha tocado el alma de todos. Esta reforma a la educación superior visualiza la educación como una mercancia, ni siquiera como un servicio, y propone aumentar cupos en la educación superior conseguidos a través de supuestos créditos blandos, tales créditos harían que un estudiante de clases populares durara aproximadamente 15 años pagando su carrera profesional que apenas duró entre 4 y 5 años, ese es quizá el punto más terrible de esta reforma. En resumidas cuentas, el gobierno pretende quitarse de encima una de sus obligaciones más apremiantes: La educación; y pretende que sea la empresa privada la que se encargue de la educación del país. Según los sectores productivos, el país lo que necesita es mano de obra y sobretodo barata, por eso la creciente oferta de programas técnicos y tecnológicos es la que invade las posibilidades de educación superior de los nuevos bachilleres. Se están dejando de lado las áreas de las humanidades, se quiere incitar a la homegenización del pensamiento a través del lema neoliberal de "trabajar, trabajar y trabajar" con el fin de que la gente no píense y se dedique sencillamente a ser útil para los sistemas de producción. El lema de un país debería ser "pensar, pensar y pensar". Esto formaría naciones más fuertes y menos arrodilladas ante los grandes monopolios. Es obvio que al convertir más la educación superior en negocio,  los comportamientos y prácticas culturales se verían gravemente afectados. Si pululan por las calles los egresados técnicos y tecnológicos de programas basados en la actualización del desarrollo tecnológico, los programas relacionados con las manifestaciones artísticas tendrían menos egresados y el teatro, la música, la pintura y el arte en general tendría menos adeptos, seguro que no faltarían los rebeldes, pero el sistema económico al cual quiere ser llevado el país, haría que también las artes fueran prácticas de sectores élite.
La Plaza de Bolívar recibió la marcha.
En conclusión, tenemos que seguir luchando contra las reformas que sólo pretenden formar hormiguitas laboriosas sin pensamiento, sí, hay que trabajar, pero hay que trabajar centrando los efectos del trabajo en el desarrollo de las habilidades humanas. Los gobiernos no pueden pretender lavarse las manos y hacerse los desentendidos de sus responsabilidades. La educación debe ser gratuita y el estado la debe garantizar.




Fotos y artículo por Alfredo Sánchez.

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